Conocí a Tomás Cárdenas allá a fines del 2007, fuimos a comer comida japonesa atendiendo una invitación de los Regidores Mario Gárate y Ceferino Romero, también nos acompañó el Oficial Mario Navarrete. El tema de conversación en ésa ocasión fue la situación difícil por la que pasaba la policía municipal de Rosarito. Policías trabajando para los enemigos, funcionarios haciéndola de policías y todos con una actitud de que “agarren lo que puedan”. Y todo esto cobijado por el presidente municipal saliente. Él era el responsable. Me recuerdo que Tomás Cárdenas me comentaba que el entró a trabajar a la corporación en tiempos del Consejo Municipal, del cual fue Presidente Hugo Torres, y que se sentía muy complacido de que fuera el actual alcalde el nuevo presidente, lo cual le hacía confiar de que las cosas iban a mejorar. Platicamos muchas veces sobre muchos temas, pero invariablemente terminábamos hablando sobre seguridad pública y la particular de Rosarito. fuí testigo de los constantes cambios que sufrió en la corporación, algunos cambios producto del movimiento normal de las corporaciones y otros producto de los acontecimientos que experimentamos a finales del 2008. No era de los hombres de confianza del Capitán Montero (tampoco lo fue del Capitán Huerta) por virtud de información que les llegaba a ellos por fuentes externas y otras por miembros de la misma corporación. Yo frecuentemente le comentaba de estos rumores y él me contestaba sonriendo “¿crees que si fuera cierto andaría como ando?” y se refería a que no andaba con escoltas. En una ocasión comimos juntos Tomas, su señor Padre y yo. Su padre es Hombre serio pero muy agradable, La segunda vez que vi a su papa, fue en el sepelio de Tomás, serio sin expresión en el rostro, los ojos rojos de tanto llorar, no solo por la muerte de Cárdenas sino por el constante lloro de un padre que teme que a su hijo le suceda lo que le sucedió. Me expresaba Cárdenas que ya estaba cansado de la corporación que eran “puras malas y ninguna buena” que ya estaba cansado del vituperio y desprecio en que los jefes los tenías, pero aun así tenía la esperanza que las condiciones en la corporación iban a mejorar. El día sábado ( 4 de Abril 2009), dia en que lo mataron, comimos en el restaurant de comida china que preferíamos, el de la plaza Giramar. Planeamos hacer unos reconocimientos para los policías viejos. Decidimos ir el próximo lunes a visitar algunos mercados para conseguir algunas despensas o tarjetas de descuentos para los policías. “Hay que darles algunas buenas a la policía”, me decía. Ya no pudimos ir, lo asesinaros los criminales.
Por lo que conocí de él hablo. Por lo que me consta; lo reconozco como el mejor policía de Rosarito.
José Ciprés Tinoco
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Rosarito, la Otra Historia, XLIII, Tomás Cárdenas
Posted by TERCER SISTEMA
Posted on 22:40
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