Noé Rivera Domínguez-Aguilar es un hombre muy conocido entre las filas del magisterio y del Partido Nueva Alianza (PANAL), la franquicia electoral de Elba Esther Gordillo.
Y es que Noé fue durante mucho tiempo el operador estrella de la fundadora y dueña del SNTE, de quien llegó a convertirse en su hombre de confianza por encima, incluso, de otros cercanos como Francisco Yáñez y su yerno consentido Fernando González. De hecho, fue tan, tan próximo que la profesora llegó a referirse a Rivera Domínguez-Aguilar como “mi hijito”.
Hace ya tiempo, sin embargo, que Noé rompió con ella y hoy, por esas vertiginosas vueltas que da la vida, él no sólo es un enemigo más de “Doña Perpetua”, sino seguramente el sujeto que mejor conoce la ingeniería electoral (las mapacherías, pues) que suele desplegar la Gordillo cuando se pinta de guerra y concurre, como ahora, a unos comicios.
Ingeniería que, hay que decirlo, se basa en la alteración de los cómputos por parte de los operadores del SNTE sembrados y habilitados, por goteo, como funcionarios de casilla.
El profesor y consultor Ricardo Raphael recupera, en su libro “Los socios de Elba Esther” (Planeta, 2007), el testimonio de Noé Rivera Domínguez-Aguilar, importante testimonio pues revela la poderosa fuerza a la que los priístas poblanos, también con todas sus mañas, se van a enfrentar el próximo domingo, en el choque de trenes, el combate cuerpo a cuerpo, la lucha de estructuras que forzosamente se va a dar entre la Gordillo y el gobernador Mario Marín, cada quien a favor de su respectivo “delfín”: Rafael Moreno Valle, el de ella; Javier López Zavala, el de él.
Dice Noé:
“Elba Esther
tiene la capacidad de salir a pelear en la casilla, de salir a hacer
cambios cibernéticos, de salir a hacer procesos e influir en procesos de
cierre de casilla, dependiendo de cómo va el comportamiento. Por eso es
tan exacto el sistema que usa. (En Baja California) no salió hasta que
convencieron a (Manuel) Espino (presidente nacional del PAN) de que (Jorge) Kahwagi (presidente del PANAL) saliera mediáticamente con él, a hacer declaraciones para que se pudiera ver la factura de Elba Esther.
Y a las 1:30 salieron de todos los domicilios particulares (…) más de
10 mil maestros. Y barrió como cualquier partido de futbol, que el
equipo estrella que barre desde la portería de ellos hasta la otra y
metieron no un gol, (sino) veinte veces el gol.
“(Con
respecto a la elección de 2006) yo creo que se compactó, hubo una
operación como de 70 mil compañeros. Aparentemente (…) lo que le
interesó (con el PANAL) fue simplemente demostrar que Elba Esther tiene el control. La votación que tuvo el PANAL fue la que necesitaba la imagen caciquil de Elba Esther Gordillo para decirle a la sociedad mexicana y al gobierno, yo controlo este sindicato (…) Yo no creo que Elba Esther (…) haya generado votos a favor de Felipe Calderón, yo estoy seguro de que le quitó al PRI, le perdió votos al PRI y al PRD.
“Elba Esther sopesó cuánta estructura tenía de funcionarios de casilla de ella. Elba Esther sabía claramente dónde iba a haber fallas en la instalación de casillas, Elba Esther tenía
claramente los análisis dónde iba a haber cobertura de los partidos, y
ahí buscó la estrategia de rémora y se metió en esa partecita, y pudo
lograr estas diferencias porque en el proceso que se dio entre Calderón y Obrador, pues la mano de Elba Esther es casi, casi definitoria. Si hubiera sido mayor la diferencia, Elba Esther no se nota.
“(La idea era) repetir el esquema de equivócate en la suma,
lo que aquél saca póntelos tú; pero no en una forma abrupta, pequeñas
dosis: diez, cinco votos, veinticinco votos. El secretario (de la
casilla) no importa para nada, el escrutador es el que pone los datos.
(Pero necesitas) dos, porque el escrutador le tiene que decir al
presidente: ´¿me permite pegar el póster (el acta de escrutinio)?´ Eso
es en la última etapa de toda la jornada electoral, ya cuando pegas el
póster…”.
***
En resumen, la mecánica gordillista para vulnerar la legalidad de los procesos en algunos centros de votación se daría, según Noé Rivera Domínguez-Aguilar, a través de los siguientes pasos:
* Seleccionar todas aquellas casillas que las autoridades electorales identifiquen como “de atención especial”.
*
Lograr que los operadores del SNTE salgan seleccionados como
funcionarios de casilla en las zonas “especiales”, o que dichos
operadores sean seleccionados durante el proceso de
suplantación que se da el día de la elección ante la ausencia (por
desidia o corrupción) del ciudadano seleccionado.
*
Formar –desde las cuatro de la mañana- al primer “ciudadano” de la fila
de electores con el objeto de que éste sea seleccionado en caso de
ausencia del presidente de casilla.
*
De esta manera, habiendo introducido a un operador del SNTE por la vía
normal de selección o por el mecanismo de sustitución de los
funcionarios de casilla, y por la otra, a través de la ocupación de la
vacante por el primer “ciudadano” de la fila, la estructura gordillista
contaría con dos personas pertenecientes a su red que, eventualmente,
podrían modificar –al final de la jornada- el cómputo real de los
sufragios.
*
Basta, pues, que el primer escrutador y el presidente de la casilla se
pongan de acuerdo para que sea posible sustraerle votos a un partido
político con el objeto de transferírselos a otro. Tal cosa ocurriría en
pequeñas dosis (cinco, diez, quince votos), de tal manera que el
procedimiento no sea notorio entre el resto de los integrantes de la
mesa directiva de casilla, ni posteriormente en la revisión de los
paquetes electorales impugnados.
Sí, así operaba Elba Esther.