*Para fortalece el mercado interno e invertir en políticas sociales
Tijuana, B. C., a 24 de marzo de 2015.- La única manera de revertir la crisis económica y social que vive actualmente América Latina, será por medio de una revolución fiscal, será la manera más viable para fortalecer su mercado interno y poder invertir en políticas sociales e industriales que aminoren la desigualdad social; de lo contrario se generara un sistema totalmente regresivo.
Lo anterior fue dado a conocer por el Doctor Pierre Salama, reconocido economista que se ha dedicado estudiar el desarrollo de las economías semi-industrializadas, a partir de comparar las acciones de diferentes países, intentado explicar las particularidades de cada uno. Salama visitó la Universidad de Tijuana CUT, Campus Ensenada, donde impartió la conferencia ¿Qué puede aprender América Latina de China para superar sus problemas económicos estructurales en la actualidad?
Destacó que el futuro de América Latina es bastante obscuro, cuenta con materia prima, cumplen con la manufactura de los productos, pero frente a la caída global de los precios de la materia prima, no tiene capacidad para aprovechar las exportaciones de los productos que genera la industria local.
Un ejemplo es la desindustrialización que se ha visto en México en los últimos años, porque no puede sostener la competencia contra China, que está en un nivel de productividad más alto, con respecto a tres principales variables económicas: salario, productividad del trabajador y tasa de cambio. Explicó que en un inicio, su rendimiento económico era incluso más pequeño al que registraba México, sin embargo, fue capaz de generar un cambio importante en su política económica que le permitió ubicarse hoy como el principal taller manufacturero del mundo.
“China le apostó a una política de voluntad de Estado, dio paso a una política industrial, lo que no sucede en América Latina”, sostuvo el economista francés, aunque hace hincapié en que hay algunas formas que México debe evitar parecerse al modelo político de China, que de manera contradictoria es un socialismo de mercado, por lo que se decanta hacia el totalitarismo y eso no le conviene a ningún país de América Latina.
También mencionó que la corrupción no es un problema exclusivo de América Latina sino que en China también es un inconveniente, la diferencia es que en el estado oriental ésta no es aceptada de manera natural, aunque facilite el crecimiento y permita a los empresarios la inversión de capital en la industria, que a fin de cuentas, beneficiará la aceleración de la economía; por otra parte la corrupción en América Latina, cumple otros propósitos, el principal es el enriquecimiento personal de los que la ejercen. De tal manera, que la lucha contra la corrupción se convierte en ambos casos en una espada de Damocles.
