José María Ramos García, El Colef
El ascenso de una nueva administración federal en Estados Unidos bajo el presidente Donald Trump este 20 enero, representa una oportunidad y retos para gestionar una relación compleja con problemas, tensiones y conflictos fronterizos, transfronterizos y binacionales. Tal contexto se puede agravar si México carece del debido conocimiento para negociar, renegociar o plantear estrategias eficaces en materia de seguridad, migración, integración comercial y financiera, cooperación ambiental y en general en los procesos de desarrollo o crecimiento fronterizo. Desde esta perspectiva, resulta estratégico que la academia mexicana genere insumos de política pública para reducir la magnitud de los problemas fronterizos y generar impactos sociales en la agenda bilateral. En tal sentido, dos seminarios abordaron los Retos de la política exterior mexicana, la seguridad nacional y la nueva administración federal en EEUU, coordinados por el profesor José María Ramos, de El Colef, en colaboración con reconocidos expertos y funcionarios del CGCID, COLMEX, UNAM, INDESOL, INAP e ITESM en la Ciudad de México, los pasados días 18 y 19 de enero. En dichos seminarios se puso de manifiesto la importancia de fortalecer las investigaciones aplicadas sobre la política burocrática del gobierno federal estadounidense y sus implicaciones sociales, institucionales, de gestión y de desarrollo en la frontera norte y en la general en la sociedad mexicana.
Entre las conclusiones generales de esos seminarios sobresalen las siguientes:
1. La frontera México-EEUU es un espacio en donde se han generado procesos de competitividad y bienestar en el marco de la Frontera del Siglo XXI, los cuales es difícil que se puedan limitar en la agenda gubernamental de la nueva administración federal;
2. Tal modelo de gestión de frontera se ha fortalecido con un equilibrio entre las prioridades de seguridad y la agilización de los cruces fronterizos entre ambos países;
3. Ha existido una eficaz cooperación binacional en materia de terrorismo que ha reducido la vulnerabilidad de tales riesgos, según las prioridades de seguridad nacional de EEUU; las cuales concederán más atención al extremismo islámico.
4. En materia de narcotráfico, la complejidad del tráfico de drogas, permitiría vislumbrar una mayor colaboración binacional, considerando los riesgos y los impactos que genera la vulnerabilidad de la violencia, inseguridad y criminalidad en la frontera norte mexicana. Esto conlleva a una revisión integral de la Iniciativa Mérida.
5. En el corto plazo (2017) no se esperan deportaciones masivas de indocumentados mexicanos a causa de la oposición de actores locales y regionales gubernamentales y no gubernamentales estadounidenses; las restricciones de la política burocrática migratoria y las críticas de dichos actores a una eventual implementación de la política interinstitucional de Comunidades Seguras y finalmente, las posiciones con un enfoque humanitario, que podrían caracterizar algunas de las políticas de John F. Flynn, actual secretario de Seguridad Nacional de EU, considerando sus antecedentes de gestión en el Comando Sur.
6. Se espera la construcción de un muro, que bien podrían ser una barda metálica en especial en la frontera suroeste de Texas, considerada una de las áreas de mayor cruce de migrantes.
7. Se espera una renegociación del TLCAN, bajo un enfoque bilateral y con una mayor orientación a generar capacidades productivas en ciudades estadounidenses afectadas negativamente bajo dichos procesos.
8. El contexto anterior implica que México tendría que fortalecer nuevos procesos de integración con mayores tasas arancelarias y la opción de promover la negociación de acuerdos laborales migratorios, según su impacto en la sostenibilidad productiva local y regional estadounidense.
9. México debería de considerar la implementación de políticas de desarrollo local bajo procesos de gobernanza asociada e interinstitucionales; y
10. Los estados fronterizos del sur de EEUU se han beneficiado de estos procesos de integración comercial, social, cultural, turística, financiera y económica, que hace muy difícil cambiar tales dinámicas.
11. Estos posibles efectos o escenarios, pueden ser viables, si existe un eficaz diseño institucional de la política exterior mexicana, con fortalecimiento de sus capacidades conceptuales, técnicas y estratégicas en materia de coordinación, cooperación, implementación, planeación y evaluación interinstitucional para la definición de una agenda con los Estados Unidos, fundamentada en la competitividad, seguridad y bienestar nacional. En donde las iniciativas de la Frontera Siglo XXI y el Diálogo Económico de Alto Nivel reflejan procesos de política pública transfronteriza y binacional, que han coadyuvado en el crecimiento fronterizo y binacional en los últimos 15 años.
Ciudad de México, enero 2017.