Ensenada,
Baja California, 16 de Enero de 2013.- Pérdidas económicas por alrededor de 90 millones de
dólares se han registrado en un año y medio en Ensenada por inversiones que no
se han instalado, a consecuencia de la falta de agua en la ciudad y que
seguirán generándose de no agilizarse los trámites para la ubicación de una
desaladora.
Lo dijeron el ingeniero Carlos Loyola Petterson,
consejero de la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX), e
integrante del Grupo Interdisciplinario
del Agua, y el ingeniero Luis Guevara Escamilla, también consejero de
COPARMEX e integrante de la Comisión de Desarrollo Regional de este organismo
patronal.
Loyola Petterson consideró que en definitiva la
desaladora es urgente para Ensenada, como parte del Programa Integral del Agua
del Municipio de Ensenada (PIAME), y de las acciones para dar solución al
problema de abasto a largo plazo en la ciudad.
Este programa fue elaborado por el Instituto Municipal de
Investigación y Planeación (IMIP), en conjunto con la Universidad Autónoma de
Baja California (UABC), el Centro de Investigación Científica y Educación
Superior de Ensenada (CICESE), la Comisión Nacional del Agua (CNA), y Comisión
Nacional Forestal (CONAFORT).
También participaron la Comisión Estatal de Servicios
Públicos de Ensenada (CESPE), Consejo Consultivo Económico de Ensenada
(CONSULTEN), Consejo de Desarrollo Económico de Ensenada (CODEEN), Comisión
Estatal del Agua (CEA) y las Comité Técnico de Aguas Subterráneas de Maneadero
y Guadalupe (COTAS), agregó el ingeniero Guevara Escamilla.
Fue para determinar cuales deben ser los principales
afluentes que den abasto del líquido a la ciudad, e integra cuatro fuentes de abasto para reducir
el déficit del líquido.
La primera es la instalación de una desaladora, la
segunda, es traer agua del Río Colorado, haciéndose uso del derecho que se
tiene para ese líquido, el tercero integra el uso de agua tratada y el cuarto,
que el organismo operador tenga una mayor eficiencia con relación a las
pérdidas del líquido.
Recordó Loyola Petterson que la CESPE, tiene el cuarto
lugar nacional en mejor eficiencia del agua, por lo anterior los mayores
esfuerzos deberán centrarse en la desalación, el acueducto y el rehúso, de las
cuales las dos primeras son las únicas que permiten atraer agua fresca.
Reconoció que el rehúso tiene sus limitantes,
recomendándose solo para ciertos usos como el agrícola, ya que el industrial es
escaso en la zona.
La ubicación de una desaladora, cuesta 3 veces menos que
el construir un acueducto para Ensenada, pero el costo por traer esa agua por
metro cúbico es similar.
Existe una confusión. Se ha dado a entender que el agua
del Río Colorado sería más barata, pero no es así, el costo sería similar,
dijo.
Existe un déficit en estos momentos del 15% en el abasto
de este líquido para Ensenada, lo que representa 140 litros por segundo, que
redunda en pérdidas de oportunidades para el desarrollo de la ciudad.
A su vez, ha representado pérdida de empleos, menor
capacidad económica, emigración de los jóvenes,
a causa de la falta de instalación de empresas como consecuencia de la
carencia de agua.
De acuerdo a cifras de la Comisión de Promoción
Económica, desde mediados de 2011 a finales de 2012, se han propuesto
inversiones para Ensenada por alrededor de 90 millones de dólares, que no se
han concretado por la falta de agua.
Además del impacto generado para la ciudad por la falta
de mayores inversiones, otro adicional es por la carencia de mayores empleos e
insumos, así como el pago de impuestos, que hubieran generado de haberse
instalado.
A Ensenada le urge 140 litros por segundo, que es el
déficit enfrentado en este vital líquido, lo que representa 60 mil personas que
carecen del servicio las 24 horas.
El ingeniero Luis Guevara recordó que en la actualidad se
sobre explota los acuíferos de Guadalupe y Maneadero, a niveles no permitidos,
situación que genera el agua que tenemos en la ciudad esté muy salada y fuera
de norma.
De contarse con una desaladora, esta agua se integraría a
la red y mejoraría su calidad. Recordó que en la actualidad, se limita el crecimiento
en los valles vinícolas, por priorizarse el abasto del agua para la ciudad.
Por lo anterior, el ingeniero José Alfredo Salazar
Juárez, también director de la Comisión Estatal de Servicios Públicos de
Ensenada, hizo un llamado a la reflexión sobre este tema que permita cumplir
con el Plan Hídrico de la ciudad, justificado técnicamente.
Por otra parte, debe aclararse que la planta desaladora
no se pretende ubicar en el predio de la Lagunita. Hay gente que piensa que
este humedal desaparecerá y no es así, puntualizó Loyola Petterson.
Esta planta para desalar agua de mar se pretende instalar
en un lote cerca de la avenida Pedro Loyola. Con esta obra, no habrá
afectaciones al cuerpo de agua, ni con la tubería que transporte el agua de mar
o de salmuera, tampoco generará ruido, contaminación visual o de tráfico. La
afluencia de empleados sería mínimo, al tratarse solo de entre 8 a 10 personas.
Además, el Manifiesto de Impacto Ambiental (MIA),
aprobado por SEMARNAT y en el cual participaron
investigadores del CICESE, contempla todas las medidas necesarias para que La
Lagunita y la Bahía de Ensenada, no resientan impactos de carácter ambiental.
Por lo anterior, los ingenieros Loyola Petterson y
Salazar Juárez, aseguraron que no habrá
mayor riesgo ambiental con la obra, pero en cambio la desaladora representa de
enorme importancia para el desarrollo de la ciudad.
Además de lo anterior, el Plan de Desarrollo Urbano tiene
marcado el terreno donde se plantea instalar la desaladora como equipamiento.
Es mentira, expresó, Loyola Petterson, que el uso de suelo sea turístico, de
conservación o industrial.
Por lo tanto el uso de suelo es equiparable con lo
planteado, además de ser de beneficio para la ciudad, carece de riesgo
ambiental y es de urgencia para el desarrollo de la región.
Salazar Juárez, hizo un llamado a considerar que los
cambios de clima se han hecho muy variables, y se considera que en el futuro la
temperatura mantenga la tendencia de seguirse incrementando durante los
veranos, requiriéndose asegurar el abasto del agua suficiente para la ciudad.
De seguirse con el actual abasto de agua, la población de
la ciudad continuará siendo afectada. Por esta razón, hizo un llamado al
Cabildo de Ensenada, para considerar estas circunstancias y el desarrollo de
Ensenada como su prioridad y de manera responsable, autorizar el cambio de uso
de suelo requerido para este importante proyecto.