Ginebra, .- La Alta Comisionada de Naciones Unidas para Derechos Humanos (ACNUDH), Navi Pillay, expresó en un mensaje con motivo del Día Internacional de la Mujer su indignación porque a pesar de los avances la violencia contra la mujer sigue siendo una constante.
"El mes pasado, en las tierras altas de Papúa Nueva Guinea, a una joven madre de 20 años de edad, la desnudaron y torturaron hasta que confesó la práctica de la hechicería. Entonces fue quemada viva en el vertedero local frente a una multitud de vecinos de la aldea", así inició Pillay su mensaje.
"Aunque espantoso, este evento no era inusual", añadió, "la Comisión de Reforma Constitucional de Papua Nueva Guinea ha estimado que alrededor de 150 personas acusadas de brujería -en su mayoría mujeres - son asesinadas cada año en sólo una de las 20 provincias del país".
"Antes de ser asesinadas, muchas sufren tortura prolongada y pública e incluso violencia sexual. Sin embargo, dos cosas hicieron este asesinato del mes pasado excepcional: provocó indignación pública y dos presuntos autores han sido detenidos", indicó.
El mes pasado, tres hermanas de cinco, nueve y 11 años que vivían en una remota aldea en la India fueron violadas, asesinadas y arrojadas a un pozo.
Inicialmente, las autoridades no reaccionaron, pero después de que los pobladores bloquearon una carretera en protesta, la policía inició una investigación, señaló Pillay.
El mes pasado, en el sur de África, una joven de 17 años de edad fue encontrada horriblemente mutilada en un sitio de construcción. Había sido violada y murió horas más tarde. Sus presuntos agresores fueron localizados y detenidos "después de una ola inusual de protestas públicas", indicó.
En las últimas semanas, en tres países que tienen como características en común la indiferencia, la violencia generalizada contra las mujeres, se han dado paso -al menos momentáneamente- a la protesta", observó.
Las demandas públicas de acción para poner fin a las atrocidades de rutina que con tanta frecuencia sufren las mujeres y las niñas han inspirado a los líderes del gobierno para hacer importantes declaraciones de intención y han despertado del letargo a fuerzas policiales apáticas para iniciar una investigación, "la indignación es contagiosa", subrayó Pillay.
"Fue la violación y asesinato de una estudiante de fisioterapia de 23 años de edad en Nueva Delhi en diciembre pasado lo que desató lo que aún puede llegar a ser un cambio radical en las actitudes públicas hacia los delitos de violencia sexual en la India", señaló.
Según Pillay "esta ola de repugnancia pública se ha extendido, no sólo dentro de la India y los países vecinos, sino más lejos - incluyendo a Sudáfrica, donde varios activistas han citado el caso de Nueva Delhi y han cuestionado por qué la violencia sexual crónica contra la mujer en ese país no provoca tanta ira en el público".
La violencia contra las mujeres es una de los más perversas violaciones de derechos humanos. Y sin embargo, las autoridades responsables de la protección y el enjuiciamiento muy a menudo abordan tales hechos con indiferencia, dijo la jurista sudafricana.
"No basta con aprobar la legislación", recalcó Pillay, quien recordó que casi todos los países del mundo tiene algún tipo de marco jurídico pertinente en su lugar. Los gobiernos saben que tienen una obligación de derecho internacional para prevenir estos crímenes, trabajando para eliminar las actitudes subyacentes que discriminan a las mujeres y las niñas.
Sin embargo, en muchos países, los políticos, la policía, el poder judicial y los hombres y -también las mujeres- de manera colectiva se encogen de hombros y miran hacia otro lado cuando se enteran de violaciones y otros delitos sexuales o de género, observó la Alta Comisionada.
"La indignación temporal no es suficiente", sostuvo.
Las investigaciones serias sobre los actos de violencia contra la mujer debe convertirse en la norma y no sólo tomarlas en cuenta cuando los medios de comunicación señalan un caso en particular.
"Tenemos que sacudir este letargo global y despertar a la realidad: cada minuto de cada día, en cada continente, las mujeres y las niñas son violadas y abusadas, víctimas de la trata, torturadas y asesinadas", señaló Pillay.
Esto no sólo ocurre en lejanos conflictos. Esto sucede en las ciudades capitales más cosmopolitas, así como en las pequeñas ciudades, pueblos y en la casa de al lado, añadió.
Pillay recordó que en enero, el informe de la Comisión Verma en India propuso reformas radicales, incluido el castigo vigoroso por violación marital, la violación doméstica y la violación en relaciones del mismo sexo y que entre otras cosas asegura la rendición de cuentas de la policía o personal militar por violencia sexual.
Asimismo, se propuso el castigo de delitos como el acoso y el voyerismo con penas de prisión, cambiar el protocolo humillante para los exámenes médicos experimentados por las víctimas de violación. Además tomar medidas enérgicas contra los consejos ilegales de aldeas que a menudo emiten edictos contra las mujeres, así como llevar a cabo reformas legales y electorales para asegurar que las personas acusadas de delitos penales no pueden ocupar un cargo político.
Solamente durante el mes pasado, el mundo fue testigo de cómo las protestas y las marchas pueden ayudar a obtener un cambio con respecto a casos como los mencionados.
"No debemos permitir que esta atención se desvanezca", urgió ACNUDH.
Necesitamos más presión sobre los líderes políticos, para lograr un cambio serio y duradero del tipo propuesto por el Comité Verma, consideró.
"Cada país tendrá que encontrar su propia respuesta a la rendición de cuentas por los crímenes sexuales y de género. No podemos seguirle dando la espalda a lo que sucede con millones de mujeres en todo el mundo", concluyó el mensaje de Pillay en el marco del Día Internacional de la Mujer que se celebra mañana viernes.
