Ana Luisa Esquivel y "la rebelión de las féminas"
Este sábado 13 de diciembre mujeres de filiación panista anuncian la realización de una asamblea estatal en la ciudad de Tijuana, en donde habrán de definir entre muchas otras cuestiones, los temas de equidad y género que habrán de ser propuestos en la plataforma política del Partido Acción Nacional, de cara al proceso electoral para la renovación del Congreso de la Unión en julio del 2009.
Pero el tema que está llamando poderosamente la atención, es el referente a las nominaciones de aspirantes a ocupar las posiciones de candidaturas a diputaciones federales, que como se sabe, por ley sean de mayoría o por la vía plurinominal, en todos los partidos políticos deberá considerarse una “cuota de género” del 30 por ciento.
Se sabe que por el municipio de Playas de Rosarito, por lo menos 3 mujeres, se encuentran propuestas en esa lista de aspirantes que habrá de discutirse el próximo sabado: Celia Barboza –tengo dudas sobre el apellido, pero es una reconocida lideresa de Primo Tapia—Laura Prado, y Ana Luisa Esquivel Fierro.
De las dos primeras, se sabe que son vistas con cierto “sospechosísimo” por parte de las dos grandes corrientes en conflicto al interior del Partido Acción Nacional, pues en sus inicios fueron ambas dos, quienes desde distintas trincheras estuvieron impulsando un movimiento que pregonaba la “apertura democrática” en el blanquiazul partido de Playas de Rosarito, movimiento que posteriormente abandonaron cuando a mitad del camino, los grupos encabezados por Juan Carlos Molina Torres, Ceferino Romero, Mario Gárate, Juan Carlos Romero Sapiens y Mario Ciprés Tinoco, lo fueron a entregar al hoy alcalde de Playas de Rosarito, Hugo Eduardo Torres Chabert, a cambio de jugosas y lucrativas posiciones en el IV Ayuntamiento de Playas de Rosarito, desde donde realizan proyectos bastante personalísimos para buscar la alcaldía en el 2010.
Los costos para ambas mujeres han sido altísimos, si se toma en cuenta el resentimiento de aquellos que les reclaman haber abandonado, lo que insisten que fue “una traición legítima” y los resabios de aquellos que reclaman que en sus brazos se acunó la traición.
Los hechos siempre marcan los tiempos políticos, y las acciones a las personas.
Pero fuera del pobre mundillo calculador y oportunista en que se encuentra convertido el Partido Acción Nacional en Playas de Rosarito, a ambas mujeres, se les reconoce trayectoria y méritos para aspirar a una diputación.
El de Ana Luisa Esquivel Fierro, por su parte, es todo un caso, digno de todo un estudio sociológico y psicológico, por todas las controversias y polémicas que genera.
En cierto sentido, por su perfil político, formación, origen y clase social, es el producto típico de un partido, al cual se le denomina genéricamente “un cuadro”.
Al observador político, le representaría todas las cualidades que debe reunir un buen cuadro político: Formación Ideológico Política, experiencia en la administración pública, congruencia y lealtad partidista.
Al ciudadano común y corriente, le representaría también todas las cualidades que debe reunir un político: La sinceridad, que no sea de esos que dicen una cosa y hacen la otra, que no se ande con demagogias ni arreglos en lo oscurito, que diga las cosas como vengan, y sobre todo que no se las calle.
Al rival político, le representaría también, la posibilidad de que su posición, pensamiento y formación, tenga enfrente el contraste y el punto de comparación para que no se pierda su oferta.
Vistas las cosas así de forma particularmente objetiva, el proceso electoral del 2009 sería un escenario bastante espectacular e interesante, con un perfil como el de Ana Luisa Esquivel Fierro en campaña.
Sobre todo a la hora de los debates cara a cara y los mítines dominicales.
Guardando las distancias, habría mucho de un maquío o un Andrés Manuel López Obrador, sobre todo porque por las condiciones y características del personaje en cuestión, la de Ana Luisa Esquivel Fierro, sería una candidatura que rompería el molde típico de los candidatos de Acción Nacional, pero además iría a contracorriente de los grupos ultraconservadores y misoginistas de adentro y afuera, y tampoco es del gusto y agrado del todopoderoso secretario general de Gobierno, Francisco Blake Mora y sus discípulos.
El principal atractivo de este tipo de candidatos, estriba en el poder seductor de las grandes masas.
El panorama cambia, cuando se atiende a las condiciones subjetivas de su entorno interno en el Partido Acción Nacional.
¡Ay Dios! Es la frase más invocada, cuando se plantea la posibilidad de la candidatura de Ana Luisa Esquivel Fierro.
Los rivales internos, le sacan la vuelta. Los aliados, se cobijan en ella.
Desde la desastrosa campaña en el 2007, el nombre de Ana Luisa Esquivel Fierro ha sido objeto de polémica y controversias, sobre todo cuando se mencionó su nombre como uno de los posibles candidatos a la presidencia del Comité Directivo Municipal del Partido Acción Nacional.
Se le acusa entre otras cosas, de haber sido una de las principales promotoras para que a falta de Comité Municipal en Playas de Rosarito, se instalara en este municipio una oficina de gestión Social de la Diputada Mirna Rincón, que dicho sea de paso, Ana Luisa Esquivel Fierro, convirtió en un centro de operación política, que rescató liderazgos y reposicionó al blanquiazul partido impulsando una política de alianzas que todavía mantiene vigente el color azul.
Se le acusa también de haber sido la autora intelectual de un plan de operación política que impidió convertir al partido acción nacional en Rosarito, en una “oposición leal”.
Se le acusa de manipular amplios sectores de la prensa.
Se le acusa en fin, de ser “la piedrita en el zapato” del Binomio Juan Carlos Romero-Mario Ciprés y su proyecto para alcanzar la alcaldía del 2010.
Con todos esos antecedentes. El nombre de Ana Luisa Esquivel Fierro, como se dice en el argot político, “comienza a sonar fuerte” como precandidata a diputada federal del Partido Acción Nacional por el VIII distrito electoral.
Pero como dijo un ciego, “vamos a ver..”.
Pero el tema que está llamando poderosamente la atención, es el referente a las nominaciones de aspirantes a ocupar las posiciones de candidaturas a diputaciones federales, que como se sabe, por ley sean de mayoría o por la vía plurinominal, en todos los partidos políticos deberá considerarse una “cuota de género” del 30 por ciento.
Se sabe que por el municipio de Playas de Rosarito, por lo menos 3 mujeres, se encuentran propuestas en esa lista de aspirantes que habrá de discutirse el próximo sabado: Celia Barboza –tengo dudas sobre el apellido, pero es una reconocida lideresa de Primo Tapia—Laura Prado, y Ana Luisa Esquivel Fierro.
De las dos primeras, se sabe que son vistas con cierto “sospechosísimo” por parte de las dos grandes corrientes en conflicto al interior del Partido Acción Nacional, pues en sus inicios fueron ambas dos, quienes desde distintas trincheras estuvieron impulsando un movimiento que pregonaba la “apertura democrática” en el blanquiazul partido de Playas de Rosarito, movimiento que posteriormente abandonaron cuando a mitad del camino, los grupos encabezados por Juan Carlos Molina Torres, Ceferino Romero, Mario Gárate, Juan Carlos Romero Sapiens y Mario Ciprés Tinoco, lo fueron a entregar al hoy alcalde de Playas de Rosarito, Hugo Eduardo Torres Chabert, a cambio de jugosas y lucrativas posiciones en el IV Ayuntamiento de Playas de Rosarito, desde donde realizan proyectos bastante personalísimos para buscar la alcaldía en el 2010.
Los costos para ambas mujeres han sido altísimos, si se toma en cuenta el resentimiento de aquellos que les reclaman haber abandonado, lo que insisten que fue “una traición legítima” y los resabios de aquellos que reclaman que en sus brazos se acunó la traición.
Los hechos siempre marcan los tiempos políticos, y las acciones a las personas.
Pero fuera del pobre mundillo calculador y oportunista en que se encuentra convertido el Partido Acción Nacional en Playas de Rosarito, a ambas mujeres, se les reconoce trayectoria y méritos para aspirar a una diputación.
El de Ana Luisa Esquivel Fierro, por su parte, es todo un caso, digno de todo un estudio sociológico y psicológico, por todas las controversias y polémicas que genera.
En cierto sentido, por su perfil político, formación, origen y clase social, es el producto típico de un partido, al cual se le denomina genéricamente “un cuadro”.
Al observador político, le representaría todas las cualidades que debe reunir un buen cuadro político: Formación Ideológico Política, experiencia en la administración pública, congruencia y lealtad partidista.
Al ciudadano común y corriente, le representaría también todas las cualidades que debe reunir un político: La sinceridad, que no sea de esos que dicen una cosa y hacen la otra, que no se ande con demagogias ni arreglos en lo oscurito, que diga las cosas como vengan, y sobre todo que no se las calle.
Al rival político, le representaría también, la posibilidad de que su posición, pensamiento y formación, tenga enfrente el contraste y el punto de comparación para que no se pierda su oferta.
Vistas las cosas así de forma particularmente objetiva, el proceso electoral del 2009 sería un escenario bastante espectacular e interesante, con un perfil como el de Ana Luisa Esquivel Fierro en campaña.
Sobre todo a la hora de los debates cara a cara y los mítines dominicales.
Guardando las distancias, habría mucho de un maquío o un Andrés Manuel López Obrador, sobre todo porque por las condiciones y características del personaje en cuestión, la de Ana Luisa Esquivel Fierro, sería una candidatura que rompería el molde típico de los candidatos de Acción Nacional, pero además iría a contracorriente de los grupos ultraconservadores y misoginistas de adentro y afuera, y tampoco es del gusto y agrado del todopoderoso secretario general de Gobierno, Francisco Blake Mora y sus discípulos.
El principal atractivo de este tipo de candidatos, estriba en el poder seductor de las grandes masas.
El panorama cambia, cuando se atiende a las condiciones subjetivas de su entorno interno en el Partido Acción Nacional.
¡Ay Dios! Es la frase más invocada, cuando se plantea la posibilidad de la candidatura de Ana Luisa Esquivel Fierro.
Los rivales internos, le sacan la vuelta. Los aliados, se cobijan en ella.
Desde la desastrosa campaña en el 2007, el nombre de Ana Luisa Esquivel Fierro ha sido objeto de polémica y controversias, sobre todo cuando se mencionó su nombre como uno de los posibles candidatos a la presidencia del Comité Directivo Municipal del Partido Acción Nacional.
Se le acusa entre otras cosas, de haber sido una de las principales promotoras para que a falta de Comité Municipal en Playas de Rosarito, se instalara en este municipio una oficina de gestión Social de la Diputada Mirna Rincón, que dicho sea de paso, Ana Luisa Esquivel Fierro, convirtió en un centro de operación política, que rescató liderazgos y reposicionó al blanquiazul partido impulsando una política de alianzas que todavía mantiene vigente el color azul.
Se le acusa también de haber sido la autora intelectual de un plan de operación política que impidió convertir al partido acción nacional en Rosarito, en una “oposición leal”.
Se le acusa de manipular amplios sectores de la prensa.
Se le acusa en fin, de ser “la piedrita en el zapato” del Binomio Juan Carlos Romero-Mario Ciprés y su proyecto para alcanzar la alcaldía del 2010.
Con todos esos antecedentes. El nombre de Ana Luisa Esquivel Fierro, como se dice en el argot político, “comienza a sonar fuerte” como precandidata a diputada federal del Partido Acción Nacional por el VIII distrito electoral.
Pero como dijo un ciego, “vamos a ver..”.
